La fuerte declaración de Paula Pareto sobre su infancia y el bullying

La “Peque” hizo que el judo de argentina llegue a lo más alto siendo quizás un deporte de entorno masculino. Y en ese momento, en 2016, es cuando descubrimos lo que había detrás de una inmensa judoca. Hoy en nuestro país y mundialmente es un emblema del deporte y de la pasión por su disciplina, a la cual visibilizó, cautivando a otras chicas que se animaron a elegirla.
Ella utiliza sus redes sociales para motivar, para que la gente pueda ver lo que es la disciplina, la constancia y mostrar sus resultados diarios no sólo en el deporte sino en la vida diaria. Entre los comentarios de las personas aparecían muchos malos, negativos, insultos, lo que derivó a una declaración de la deportista en relación a lo que sufría desde chica.
El posteo de la Peque Pareto hacia el “hate”
“Por comentarios como estos escondí mi cuerpo toda mi infancia y adolescencia. Pero seguí mi proceso, por que sabía que él físico era solo la decantación de un trabajo diario que tenía un objetivo”, redacta en las primeras lineas de esta reflexión, haciendo alusión a los comentarios de ciertas personas con respecto a su físico.
Con mucha fortaleza emocional, “Peque” comparte videos y formas en la que ella entrena y revela: “Hoy mi entorno que me conoce desde esa infancia a donde tapaba mis músculos se sorprende de que me anime a publicar mis entrenamientos.”
Y en este relato hace hincapié en lo peligroso que puede ser opinar sobre los cuerpos ajenos: “No quiero extenderme pero lo comparto por que se que hay muchas personas que pueden sentirse mal con su cuerpo por comentarios similares y decirles que si tienen un objetivo no se dejen ganar por estas cosas”, alentando a todos los que alguna vez sufrieron este bullying, a seguir, ser fuerte y confiar en uno mismo sin importar lo que digan los demás.
Sus inicios en el Judo, un deporte que estaba muy relacionado a los varones
En una entrevista Paula cuenta que comenzó a tomar clases a los nueve años, en San Fernando, provincia de Buenos Aires, donde hoy aún vive. “Mi papá decidió llevarnos a mi hermano y a mí a la escuelita de judo para que aprendiéramos a defendernos, yo dije esto está bueno, siempre fui un poco vergonzosa y era la oportunidad de empezar una actividad acompañada, yo ya tenía una base de gimnasia deportiva, que me ayudó mucho, hizo que no me pareciera tan difícil. Así arranque.”
“Muchas veces yo era la única nena en el grupo, de vez en cuando aparecía alguna más, y no faltaba quien me dijera o les dijera a mis padres: “ese es un deporte de nenes, la dejan hacer un deporte de varones”, por eso siempre destaco a mi familia, porque la respuesta de ellos siempre fue: “El judo es un deporte, y cada persona elije el deporte que más le gusta”, hasta el día de hoy agradezco ese apoyo, y valoro el hecho de haber tenido un contexto familiar que me contenga.”
“Muchas chicas deportistas se acercaron luego reconociendo que había roto esta barrera, el techo de cristal, que sirvió para empoderar a las mujeres, para que más nenas se sumen y se interesen por el judo. Muchos profesores me han contado que a partir de Beijing 2008 en algunos entrenamientos incluso puede haber más chicas que chicos. Yo siempre digo que no hay deportes de nenes y de nenas, hay deporte, todos pueden hacer todo en su justa medida, de acuerdo con las capacidades y con la fuerza física de cada uno”, compartió la medallista olímpica y sobre todo gran profesional.
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